viernes, 7 de noviembre de 2008

He ido al zoológico varios días, uno tras otro sin éxito. Mi primate seguía dándome la espalda. Unas semanas atrás me había mirado a los ojos y quedé impregnada de una especie de amor humano que me dejó una fuerte huella sentimental. No dejaba de pensar en él y en cuanto podía me escapaba a contemplarle. Cuando había gente delante no me atrevía a hacer ruidos ni a llamarle, pero esperaba con impaciencia a que nos quedásemos a solas para tratar de captar su atención con todos los tonos de voz que soy capaz de hacer; los ruiditos más exrtraños , gorjeos ,silbidos, todo tipo de imploraciones y no conseguía más que ver su espalda indiferente y eso me hacía volver a casa frustrada y decidida a no intentarlo más. Hoy se ha vuelto y me ha echado una mirada de soslalyo, no ha mantenido sus ojos fijos en los míos como la primera vez, creo que no voy a volver. !qué corto es el amor y que largo el olvido!

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