sábado, 7 de noviembre de 2009

Primeros pasos


Los abuelos vivían en otro pueblo a varios kilómetros y vinieron a ver a su hija Adela como las veces anteriores en que había dado a luz. La casa estaba bastante alboratada y la despensa un tanto vacia. Valentina ya se mantenía erguida y daba sus primeros pasos tambaleándose . Decidieron llevársela con ellos una temporada . Esta vez , Adela había quedado bastante débil y pasaron unos días allí hasta verla recuperada.Dos semanas después, se fueron con su nieta , ilusionados y felices como si en aquella criatura renaciese un pasado que tan reciente y tan lejano a la vez les había ido recorriendo la piel y las entrañas dejándoles un vacio silencioso . El camino fue largo con la niña en brazos y un pequeño fardo de ropas viejas. Todas las fincas habían sido vendidas a bajo precio a sus otros hijos. Adela vendió su herencia al poco de recibirla y ya había consumido su parte. Los abuelos tenían sus pequeños ahorros y se habían reservado para ellos la casa familiar en la que todos habían vivido hasta desperdigarse por aquí y por allá. Aunque los otros hijos no estaban lejos, las visitas de unos y otros una vez casados eran pocas . Todos vivían del campo y con más holgura que en casa del cartero aunque él iba vestido como un señor y nunca había trabajado en las tierras como sus cuñados.
El invierno resultó ser bastante crudo, pero a Valentina no le faltó calor y buenos alimentos y al llegar la primavera apareció rozagante y parlanchina por todos los caminos de la mano de sus orgullosos abuelos . Cuando llegaron un día de Mayo a la casa de Adela, a ésta se le inundaron los ojos de lágrimas y durante el tiempo que pasaron allí, la tensión larvada en palabras no pronunciadas se enroscaba a cada instante en cada gesto, en cada silencio . Nadie sabía lo que iba a ocurrir, nadie sabía si Valentina se iba a quedar o regresaría con sus abuelos. Adela no se separaba de ella , pero tenía que llevar en brazos a Etelvina y lo que todavía no había dicho a nadie era que de nuevo su vientre estaba empezando a crecer. Emilio fue quien despejó la duda al dar por hecho que Valentina pasaría el verano con los suegros. Rosario había tenido un accidente en un ojo y estaba perdiendo vista, deberían de llevarla a un oculista en la capital que los recibiría gratuitamente por ser amigo del médico del pueblo, y eso sería pronto y era el único tema de conversación del pater familia, pareciendo más interesado en el viaje que haría con su amigo a la eminente consulta que en ninguna otra cuestión. Rosario perdería el ojo para siempre.Valentina recorrería parte del camino de regreso andando y durante todo el verano no volvió a visitar a sus padres.