martes, 30 de noviembre de 2010

Necesitamos al otro

A veces no queremos reconocerlo, nos recreamos en nuestra soledad, alardeamos de no necesitar a la gente ,pero no hacemos una verdadera introspección. Si la hicieramos, nos dariamos cuenta de que estamos más felices cuando una persona nos dice una palabra amable o simplemente manifiesta alegría por vernos. No necesariamente tiene que ser alguien de nuestro entorno más querido. Yo he notado que cuando una cajera en un supermercado me mira a la cara, me sonríe y me hace un comentario personal me voy más contenta con una sensación de solidaridad humana que es muy agradable de sentir, pero creo que somos tímidos, huidizos y a veces cruzamos de acera para no saludar. Es como si dijeramos:
-Empieza tú primero
-No, empieza tú.
Y así van las cosas, dejandonos llevar en todos los sentidos, huyendo a nuestras cavernas, a nuestros submundos de imaginaciones y reproches como serpientes en letargo. Es dificil dar la cara , abrirse al público con una sonrisa. Me imagino que será cuestión de entrenamiento . Hay gente que lo hace por su profesión. Generlamente esos son los triunfadores y no hay que negarles su mérito.