viernes, 27 de marzo de 2009

el blog muerto


Me he preguntado cuánto tiempo debería de estar un blog sin ser alimentado por sus entradas antes de llegar a fallecer por inanición. Puede ocurrir como con el apetito, que a base de no comer, cada vez se tiene menos hambre y se nos “cierre el estómago”.
Y en caso de óbito ¿a dónde irá a parar? ¿Existirán blogotecas para consulta de generaciones futuras? O se enterrarán como residuos radiactivos en los fondos de estos infinitos océanos navegables. Puede que sean incinerados en las redes y que tal vez un día escribiendo un email, una palabra calcinada y caprichoasa se obstine en revolotear entre algún renglón .
Lo cierto, es que cuando sigues un blog y ves que no ha habido movimiento en varias semanas, te haces preguntas, sientes cierta desazón por el hecho de no saber nada de quien nunca has sabido, pero que te alimentaba, te nutría de una pequeña alegría, como si de un reencuentro inesperado se tratara.