sábado, 12 de febrero de 2011

Un momento de Descanso, descubriendo a Antonio Orejudo.

Me he pasado el fin de semana enfrascada en esta novela. No conocía a este escritor y me ha sabido llevar como burro tras zanahoria página a página . La historia de dos amigos que se reencuentran, dos filólogos que compartieron piso y amistad en Nueva York hace casi dos décadas y vuelven a unirse con la sombra de una duda, de una sospecha sobre su padrino intelectual, el decano de la facultad ya ahora un hombre muy anciano que podría ser un impostor en muchos aspectos de su admirable vida académica. A raiz de este personaje se hace una crítica abierta al sistema universitario y todas las componendas pasadas y presentes en el método de elección tanto de profesorado como de órganos rectores.
Comenzamos con la vida cotidiana de Cifuentes en su nuevo puesto en una Universidad americana y su relación con el hijo, un tanto especial, así como el deterioro de un matrimonio que navega en la dicotomia de las antiguas "ciencias y letras". Lo que me sorprende es la similitud del episodio de los avatares de Cifuentes con una alumna negra y la base de la novela de Philip Roth, la mancha humana. En ambas aletea el problema de lo que se podría llamar la discriminación positiva en favor de las razas tradicionalmente desfavorecidas y en las dos el profesor inocente a todas luces tiene que abandonar la enseñanza sin defensa posible .
Tiene episiodios de bastante comicidad surrealista que no voy a contar porque creo que ya he dicho demasiado para quienes la vayan a leer.

UN MOMENTO DE DESCANSO

-Reclamo mi derecho a relajarme,a descansar, a no esperar nada de mi . ¿sabes la felicidad que da eso; no esperar nada de uno mismo?